La intervención temprana se entiende como un conjunto de estrategias, acciones, medidas y actividades dirigidas a promover el desarrollo de niños de 0 a 6 años con discapacidades o situaciones de vulnerabilidad en su entorno que impiden un adecuado desarrollo. Es de gran importancia la intervención temprana y esta se asocia a la neuroplasticidad.  Un diagnóstico seguido de una intervención temprana permite alcanzar la mayor parte del potencial del niño reforzándose su desarrollo a plenitud.  Es importante analizar las múltiples opciones que hay disponibles para reforzar el desarrollo del niño.

La mejor forma de escoger los tipos de intervenciones es conocer las necesidades, características, entorno entre otros aspectos del niño. Esto maximizará las posibilidades del niño y aumentará la calidad de la intervención. El tratamiento debe ser de forma intensiva, para que los resultados sean de beneficio. De igual forma es de gran importancia que al momento de programar el servicio de intervención temprana del niño se debe tomar en consideración la familia, el entorno, estrategias basadas en evidencia, bien estructurado, detallado y en comunicación con todos los especialistas.

Las terapias y los enfoques deben ser basados en el desarrollo del niño. Utilizando terapias combinadas y agendadas.  La conducta del niño en todas las intervenciones para poder reconocer otras necesidades. La intervención temprana se ha mostrado como clave para que el desarrollo del niño sea lo más prometedor posible a largo plazo, y que se normalice su curva del desarrollo al trabajar las habilidades que se ven afectadas por el trastorno que tengan, y que ello implique asegurar el desarrollo máximo del potencial del niño.

Las ventajas de una buena intervención temprana son múltiples, pero se resumen en estas cuatro:

  • Aumento de las capacidades intelectuales
  • Disminución de conductas disruptivas, de igual manera que la adquisición de habilidades es un continúo, la aparición y empeoramiento de las conductas disruptivas (llorar, patalear, rabietas, agresiones, etc.) también evolucionan y van de menos a más. Cuanto antes se actúe y menos fortalecidas estén en el tiempo mejor y más rápido se extinguirán, por el contrario, si las dejamos pasar, irán aumentando en frecuencia e intensidad y serán más difíciles de trabajar cuanto más tiempo pase.
  • Desarrollo del lenguaje, son muchas las habilidades prerrequisitos que se deben de dar para que un niño hable (contacto ocular, imitación…) si trabajamos estas a su tiempo la adquisición del lenguaje será más probable y temprana que si no se trabajan. Si la intervención comienza cuando ya el niño debería hablar, habrá que empezar por ellas y el retraso se hará más notable.
  • Integración escolar: al final lo que se persigue es que para cuando el niño tenga 6 años y comience su escolarización obligatoria, tenga el mayor número de habilidades correspondientes a su edad que le permita la mejor integración escolar posible.

Atención-Temprana

 

Por: Dra. Lyliana Rivera Ed.D, CBT, NLPM, REBT

LEAN EDUCATION CORP.

 

 

 

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