LEAN EDUCATION PR

23/septiembre/2024

Dra. Lyliana Rivera 

La disgrafia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta la habilidad para escribir de manera coherente y clara. No se relaciona con una falta de inteligencia ni con problemas emocionales, sino que se centra en la dificultad para coordinar las habilidades motoras finas necesarias para la escritura. Es más común en niños que están en la etapa escolar, donde las demandas de la escritura aumentan significativamente.

 Características de la disgrafia en niños en etapa escolar:

1. Problemas con la escritura a mano: 

La escritura puede ser desordenada, con letras mal formadas o de tamaño inconsistente. Los trazos pueden ser demasiado fuertes o débiles, haciendo que las palabras sean difíciles de leer.

   

2. Errores ortográficos frecuentes: 

Aunque el niño pueda conocer las reglas ortográficas, suele cometer errores constantes al escribir, incluso con palabras que sabe cómo se escriben correctamente.

3. Dificultad para organizar el texto: 

Los niños con disgrafía pueden tener problemas para estructurar frases y párrafos de manera lógica y coherente. Pueden omitir palabras, repetir ideas o tener dificultades para expresar pensamientos en papel.

4. Dolor o cansancio al escribir: 

Muchos niños con disgrafía reportan dolor en las manos o los dedos después de escribir durante periodos prolongados, ya que deben hacer un esfuerzo extra para controlar el lápiz o bolígrafo.

5. Lentitud para escribir: 

Los niños con disgrafía suelen escribir más lentamente que sus compañeros, lo que puede generar frustración, ya que pueden no terminar las tareas en el tiempo asignado.

6. Evitar tareas de escritura: 

Debido a la frustración y el esfuerzo extra que les implica escribir, los niños con disgrafía tienden a evitar actividades que involucren la escritura, como tomar apuntes o completar ensayos.

El juego es una herramienta eficaz para tratar la disgrafia en niños, ya que puede mejorar habilidades motoras y cognitivas de una manera divertida y menos frustrante. Estos son los cinco principales beneficios del juego en el tratamiento de la disgrafía:

1. Desarrollo de la motricidad fina: 

Juegos que implican el uso de los dedos y las manos, como los de construcción, colorear o trazar líneas, ayudan a fortalecer los músculos necesarios para una escritura más controlada.

2. Mejora de la coordinación visomotora: Actividades lúdicas que combinan la vista con los movimientos de la mano, como puzzles o videojuegos educativos, mejoran la capacidad de coordinar la vista y el movimiento de la mano, facilitando el acto de escribir.

3. Fomento de la creatividad y la motivación: 

El juego convierte el aprendizaje en una experiencia divertida, lo que aumenta la motivación del niño para practicar la escritura. Al ser más ameno, se reduce la frustración y el estrés que puede asociarse con las dificultades de escritura.

4. Aumento de la concentración y la atención: Juegos que requieren enfoque, como los de seguimiento de patrones o laberintos, ayudan a mejorar la atención sostenida, lo que es clave para una escritura más cuidadosa y precisa.

5. Mejor regulación emocional y autoestima: 

Los niños que experimentan éxito a través del juego tienden a desarrollar una mayor confianza en sus habilidades. Al proporcionar un entorno sin presiones, los juegos permiten al niño practicar sin temor a equivocarse, mejorando su autoestima.

Es importante detectar la disgrafia a tiempo para que los niños reciban el apoyo adecuado, como terapia ocupacional o el uso de herramientas tecnológicas, que les ayuden a mejorar sus habilidades de escritura y reducir el impacto de este trastorno en su aprendizaje.

Para más información: 787-206-2793