El Juego y la Propiocepción

30/septiembre/2024

Dra. Lyliana Rivera

El juego es una herramienta esencial para desarrollar y mejorar la propiocepción, que es la capacidad del cuerpo de percibir su posición y movimiento en el espacio. Las neuronas sensoriales propioceptivas se encuentran en los ganglios de la raíz dorsal de la médula espinal. Están conectadas a través de fibras nerviosas las cuales registran constantemente el estiramiento y la tensión en cada músculo del cuerpo. Estas neuronas sensoriales propioceptivas son las encargadas de enviar esta información al sistema nervioso central, el cual se encarga de controlar la actividad de las neuronas motoras para que podamos realizar movimientos. En niños, la propiocepción es crucial para tareas diarias como vestirse, escribir o incluso jugar.

A través del juego, los niños pueden experimentar y fortalecer esta habilidad de las siguientes maneras:

1. Estimulación sensorial: Juegos que implican el uso de los músculos y las articulaciones, como trepar, saltar o balancearse, activan los receptores propioceptivos. Estos receptores envían señales al cerebro sobre la posición y el movimiento del cuerpo, ayudando al niño a tener una mayor conciencia corporal.

2. Juegos de equilibrio: Actividades como caminar sobre una cuerda floja o jugar en superficies inestables (colchonetas o balancines) requieren que el niño ajuste constantemente su postura y movimiento, lo que mejora la conciencia de su cuerpo y el equilibrio.

3. Actividades físicas dirigidas: Juegos como atrapar pelotas, lanzar objetos o practicar deportes enseñan al niño a controlar la fuerza y la precisión de sus movimientos, refinando su capacidad para juzgar distancias, direcciones y velocidad.

4. Juegos con objetos pesados o resistencia: Levantar, empujar o arrastrar objetos pesados (por ejemplo, en juegos con carritos o pelotas grandes) permite que el niño reciba retroalimentación sensorial que le ayuda a calibrar el uso de la fuerza y su capacidad de movimiento, mejorando la propiocepción.

5. Juegos de imitación: Juegos como «Simón dice», donde los niños imitan movimientos específicos, los ayudan a afinar la coordinación y a percibir con mayor precisión los movimientos de sus extremidades y su cuerpo en el espacio.

Estos tipos de juegos ayudan a que los niños desarrollen una mayor conciencia corporal, mejoren su coordinación motora y adquieran un mejor control sobre sus movimientos, lo cual es crucial para su desarrollo motor y cognitivo.

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