30/octubre/2025
Dra. Lyliana Rivera

La importancia del juego en la edad temprana de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) es fundamental para promover independencia, ya que actúa como un medio natural de aprendizaje, exploración y desarrollo de habilidades adaptativas.
A través del juego simbólico y de roles, los niños con TEA practican destrezas necesarias para la vida diaria como vestirse, alimentarse o asearse. Esto crea una transición divertida hacia la independencia en rutinas cotidianas.
En actividades de juego libre, los niños eligen materiales, roles y secuencias de acción. Este proceso fortalece la capacidad de decidir por sí mismos, elemento clave para la autonomía personal y social.
El juego estructurado (como construir con bloques o seguir reglas sencillas) impulsa la planificación, organización y control de impulsos. Estas funciones ejecutivas son esenciales para la autorregulación y la independencia en la edad escolar y en etapas posteriores.
Jugar en pareja o en grupo ofrece la oportunidad de practicar turnos, compartir, negociar y pedir ayuda. Estas interacciones sociales apoyan la independencia, ya que permiten que el niño busque apoyo funcionalmente y desarrolle herramientas para desenvolverse en distintos entornos.
Cada logro dentro del juego (terminar un rompecabezas, completar una torre, imitar un rol) refuerza la seguridad en sí mismo y la percepción de ser capaz. Esto motiva al niño a intentar nuevas tareas sin depender siempre del adulto.
Las destrezas adquiridas en el juego seguir instrucciones, imitar, explorar, resolver problemas se generalizan a contextos naturales como el hogar y la escuela, facilitando que el niño realice actividades con menos apoyo directo.
El juego en la edad temprana no es solo recreación, sino una herramienta terapéutica y educativa que impulsa la independencia en niños con TEA.


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