Dra. Lyliana Rivera
21/11/2025
Resumen
La socialización es un componente esencial del desarrollo humano y un determinante clave del bienestar emocional y funcional. En los jóvenes con trastorno del espectro autista (TEA), las dificultades en cognición social, reciprocidad e interacción con pares no solo afectan la adaptación escolar, sino que impactan directamente el desarrollo cerebral y la calidad de vida. Este artículo analiza la importancia del entrenamiento en habilidades sociales desde una perspectiva neuroeducativa, integrando hallazgos científicos recientes sobre plasticidad cerebral, intervenciones eficaces y modelos de aprendizaje sustentados en la evidencia.
Introducción
La adolescencia es una etapa crucial para el desarrollo socioemocional, marcada por cambios neurobiológicos en redes asociadas al “cerebro social”. En jóvenes con autismo, estas redes pueden presentar diferencias en conectividad funcional y procesamiento socioemocional, lo que dificulta la participación en entornos educativos y comunitarios. Sin embargo, la investigación reciente demuestra que estas redes conservan una capacidad significativa de plasticidad, particularmente cuando se implementan intervenciones estructuradas de habilidades sociales dentro de contextos educativos.
Neurociencia del cerebro social en el autismo
El cerebro social incluye regiones como la corteza prefrontal medial, el surco temporal superior, la amígdala y la ínsula. Estudios recientes indican alteraciones en la conectividad entre estas áreas en jóvenes con TEA, asociadas a dificultades en mentalización, comprensión de emociones y lectura de claves sociales (Domínguez-Martín et al., 2021; Yao et al., 2023). La adolescencia constituye una ventana crítica, caracterizada por reorganización sináptica y experiencias sociales que modelan la estructura y función cerebral. La evidencia confirma que las intervenciones sociales repetidas y significativas favorecen la reorganización positiva del cerebro social en el TEA (Lau-Zhu et al., 2021).
Efectividad de las intervenciones en habilidades sociales
Meta-análisis recientes demuestran que los programas grupales de habilidades sociales producen mejoras significativas en reciprocidad social, competencias emocionales y adaptación escolar en adolescentes con autismo de nivel 1 (Gates et al., 2020; Wolstencroft et al., 2024). Programas como PEERS continúan evidenciando beneficios sostenidos cuando incluyen práctica con pares, participación familiar y tareas en contextos reales (Mandelberg et al., 2020).
Los modelos educativos donde compañeros neurotípicos actúan como facilitadores o modelos sociales han mostrado altos niveles de eficacia. Estas intervenciones aumentan la frecuencia y calidad de interacciones espontáneas y reducen conductas de aislamiento (O’Haire et al., 2021). Neuroeducativamente, estas prácticas son potentes porque sitúan el aprendizaje social en entornos naturales, favoreciendo la generalización y el fortalecimiento de redes cerebrales sociales. De igual forma las intervenciones basadas en realidad virtual permiten entrenar habilidades sociales en ambientes controlados, ajustando la carga sensorial y los niveles de demanda social. Estudios recientes reportan mejoras en contacto ocular, reconocimiento emocional y toma de turnos (Mesa-Gresa & Gil-Gómez, 2021; Martín-Ruiz et al., 2023).
Las dificultades sociales se asocian a mayores niveles de ansiedad, depresión y experiencias negativas como bullying o rechazo (White et al., 2021). Al mismo tiempo, intervenciones sociales efectivas aumentan la autoestima, el sentido de pertenencia y los indicadores de bienestar emocional (Tse et al., 2022). Desde la neuroeducación, cada oportunidad de interacción guiada constituye estimulación directa del cerebro social y una vía para fortalecer habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas necesarias para la vida independiente y la integración laboral.
De acuerdo con la evidencia reciente, una intervención efectiva en socialización debe incluir:
- Repetición con variación: la práctica reiterada de habilidades sociales favorece la consolidación de patrones neuronales.
- Apoyos visuales y andamiaje: historias sociales, guiones y mapas visuales ayudan a hacer explícito lo implícito.
- Participación activa en contextos naturales: facilita la generalización y el aprendizaje significativo.
- Entrenamiento emocional: la regulación emocional es una condición necesaria para que ocurra el aprendizaje social.
- Participación de la familia y escuela: refuerza las habilidades dentro y fuera del contexto terapéutico.
Las habilidades de socialización en jóvenes con autismo deben considerarse un aspecto esencial del desarrollo integral. Desde la neuroeducación, el entrenamiento social promueve la reorganización del cerebro social y mejora la adaptación académica, la salud mental y la autonomía futura. La evidencia reciente confirma que las intervenciones socialmente estructuradas no solo mejoran conductas, sino que transforman capacidades neurobiológicas, emocionales y funcionales que acompañan al joven hacia la vida adulta.
Referencias
Domínguez-Martín, R., Canal-Bedia, R., & Martínez-Regueiro, R. (2021). Neuropsicología del autismo: conectividad funcional y cognición social. Revista de Neurología, 72(3), 97–108.
Gates, J. A., Kang, E., & Lerner, M. D. (2020). Efficacy of group social skills interventions for youth with autism spectrum disorder: A systematic review and meta-analysis. Clinical Psychology Review, 78, 101854. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2020.101854
Lau-Zhu, A., Fritz, A., & McLoughlin, G. (2021). Social interaction and brain plasticity in autism: A review of EEG and connectivity studies. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 127, 830–843.
Mandelberg, D., Laugeson, E., Cunningham, T. D., Ellingsen, R., & Frankel, F. (2020). Long-term outcomes of the PEERS® social skills intervention for adolescents with autism. Journal of Autism and Developmental Disorders, 50, 3179–3190.
Martín-Ruiz, M., Sánchez-Gómez, M., & Pérez-Fernández, R. (2023). Realidad virtual aplicada al entrenamiento de habilidades sociales en autismo. Psicología Conductual, 31(2), 345– 360.
Mesa-Gresa, P., & Gil-Gómez, H. (2021). Virtual reality for social skills training in autism spectrum disorder: A systematic review. Applied Sciences, 11(8), 1–16.
O’Haire, M. E., McKenzie, S. J., McCune, S., & Slaughter, V. (2021). Peer-mediated interventions for autistic youth: Outcomes and implementation challenges. Autism Research, 14(5), 877–889.
Tse, J., Chan, K. K., & Wong, P. (2022). Effects of social skills training on self-esteem and quality of life in adolescents with autism spectrum disorder. Research in Autism Spectrum Disorders, 95, 101927.
White, S. W., Elias, R., Capriola, N., Conner, C. M., & Maddox, B. B. (2021). Social anxiety and social functioning in youth with autism spectrum disorder. Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, 50(4), 551–564.
Wolstencroft, J., Robinson, L., Srinivasan, R., Kerry, E., Mandy, W., & Skuse, D. (2024). Social skills interventions in autistic adolescents: Updated meta-analysis and implementation recommendations. Autism, 28(1), 45–60.
Yao, W., Chen, C., & Li, Y. (2023). Atypical social brain connectivity in adolescents with autism spectrum disorder: A resting-state fMRI study. Human Brain Mapping, 44(2), 534–549.


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